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La realidad acuícola actual de los indicadores de sostenibilidad

¿Cuál es la realidad en acuicultura con respecto a los impactos ambientales?

La acuicultura es el proceso mediante el cual se transforman recursos. Principalmente marinos (agua y harina de pescado) en otros recursos más atractivos para el consumidor tal como carne de camarón y peces. Sin embargo en esta transformación  hay una pérdida neta de proteína. También de energía además se generan ciertos impactos durante el proceso. Esto se debe a que la cantidad de proteína que proviene de la harina de pescado, vía alimento balanceado, es mayor que la que se exporta en forma de carne de camarones o peces cosechados. Y hay una baja eficiencia de transformación natural de los organismos. Además hay que añadir los impactos que se generan durante el cultiv: consumo de energía eléctrica, contaminación del agua de descarga con materia orgánica, especies químicas nitrogenadas tóxicas, consumo de suelo y tala de áreas forestales.

Estándares internacionales de sostenibilidad en producción acuícola

Se podría decir pues, que la acuicultura es de manera intrínseca una actividad que globalmente disminuye la cantidad neta de proteína animal. Además genera impactos al medio ambiente. Sin los cuales, lamentablemente, sería imposible cultivar peces o camarones. Ante este hecho, se plantea redirigir la industria acuícola hacia un sendero más sostenible. Y es cuando surgen ciertos estándares de sostenibilidad para su aplicación en el proceso productivo. En la actualidad, dos de los más conocidos son el estándar ASC por sus siglas en inglés “Aquaculture Stewardship Council” Y el estándar del “Monterey Bay Aquarium” llamado Seafood Watch®. Ambos estándares identifican los impactos que genera la actividad acuícola. Los evalúan según el impacto generado al medio ambiente  y ofrecen recomendaciones según la evaluación obtenida para paliar dichos impactos.

Paradoja actual respecto de los estándares de sostenibilidad acuícola

Hasta aquí la utilización de los estándares de sostenibilidad en la producción acuícola se entiende necesaria y pertinente. Sin embargo, se está experimentando en Latinoamérica un hecho paradójico. El cual  pone en jaque la aplicación de los estándares de sostenibilidad. Y por ende el camino hacia una producción más sostenible y respetuosa con el medio ambiente. La paradoja se basa en que el alto deterioro de la productividad acuícola especialmente en camaronicultura, debido principalmente a la disminución en la calidad de cuerpos naturales de agua y a la afección de enfermedades. Esto hace que la aplicación de los estándares de sostenibilidad sea vista indeseable o vacía de interés por parte de un gran número de productores locales. La situación precaria  que está viviendo el sector en los últimos años enfoca su atención en “salvar” en la mayoría de las ocasiones, sus producciones de amenazas contra la viabilidad de sus explotaciones acuícolas.

Cuando el productor local siente amenazada la continuidad de su producción debido a la afección por enfermedades (en la mayoría de las ocasiones auspiciadas por una mala calidad de agua), se rompe la receptividad para la aplicación de estándares de sostenibilidad. Por otra parte, los estándares antes descritos, lamentablemente no tienen en cuenta la situación económica ni la viabilidad de la explotación. Tan solo tienen en cuenta los impactos generados y ciertas recomendaciones para paliarlos. Las únicas herramientas que inciden en la mejora de la productividad y sostenibilidad económica de la producción pasan por asesoramientos técnicos o cursos de capacitación.

Evaluación in situ de la realidad productiva actual

En nuestro caso, nuestra labor como auditores de explotaciones camaroneras en Costa Rica. También el asesoramiento que ofrecemos a empresas acuícolas en más de 10 países latinoamericanos nos ha permitido comprobar la situación “a pie de estanque” de muchas de estas explotaciones acuícolas. Y lamentablemente, la realidad de muchas de las upas que operan en Latinoamérica es acorde a esta realidad. Además se ha visto incluso agravada por la actual pandemia COVID19, con cortes en los suministros de larva o distintos insumos.

Se puede decir que entre el año 2000 y el 2010 la producción acuícola latinoamericana vivió su edad de oro. Esto fue principalmente por la baja incidencia hasta ese momento de enfermedades de alto impacto. También  a la buena calidad de los pisos de los estanques. Buena calidad de agua y un buen precio de mercado. Luego, el deterioro de los cuerpos de agua y la incidencia de enfermedades fueron minando la productividad acuícola hasta la actualidad. Ya en 1989 se identificaron seis virus que tenían incidencia en la salud de camarones peneidos. En 1997 ya se habían detectado más de 20 virus que afectaban tanto a poblaciones silvestres como cultivadas  (Hernandez-Rodrfguez et al., 2001 and Briggs et al 2005). En la actualidad el número de virus y bacterias patógenas que afectan a la industria camaronera sigue aumentando. Esto es el caso de la aparición del iridovirus, reciente virus de origen asiático. También el descubrimiento del traspaso de material genético de Vibrios patogénicos a Vibrios no patogénicos convirtiendo a estos últimos en nuevas versiones infecciosas.

Acuicultura simbiótica como solución inesperada

Ante esta situación se proponen varias alternativas las cuales pasan por la aplicación de varios estándares simultáneamente. Entre los que se encuentren estándares de sostenibilidad ambiental, social, económica y evaluaciones productivas por parte de asesores especializados. El fin es generar planes de mejora acuícola que traten de manea holística las amenazas y soluciones en la actividad productiva. Por otra parte, tal cual pasa en el medio natural, el medio productivo acuícola compuesto principalmente por productores y ciertos investigadores ha respondido a estas amenazas. Y ha comenzado a utilizar técnicas simbióticas como la utilización de fermentos de cereales y soya. Estos fermentos permiten afrontar ciclos completos de engorda sin recambios sustanciales de agua y el uso de alimentos semi-digeridos de soya que disminuye la cantidad de balanceado usado.

Por otra parte generan ácidos orgánicos de cadena corta y metabolitos que tienen acción antagónica contra agentes patógenos. Estas herramientas se están expandiendo a una velocidad vertiginosa en Latinoamérica. Sorprendentemente están generando una disminución en los impactos que la actividad acuícola ha tenido tradicionalmente. Además mejoran excepcionalmente la productividad acuícola. La transmisión de conocimiento y tecnología, como la que ofrecen ciertas webs acuícolas como www.bioaquafloc.com se enfoca en mostrar las distintas técnicas simbióticas; utilización de fermentos y alimento pre-digerido para su utilización en la mejora productiva.

Como conclusión mencionar que los estándares de sostenibilidad son una herramienta indispensable para dirigir la acuicultura moderna hacia un futuro de sostenibilidad. Es nuestro compromiso con las generaciones futuras. Sin embargo estarán carentes de sentido para el acuicultor local si no van acompañadas de un verdadero impulso y cuidado del tejido productivo acuícola.

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