Bocashi es una palabra japonesa que significa materia orgánica fermentada. Se trata de una técnica milenaria empleada por los agricultores japoneses para fertilizar sus campos de arroz y hortalizas. El bocashi en acuicultura está generando un aumento significativo de la producción.
Origen del Bocashi
Debemos de retroceder al año 590 d.c. en la era Asuka, para entender los importantes avances que Japón experimentaba. Se avanzó tanto en su sistema agrícola, económico y político. Fue la primera vez que una mujer gobernaba en Japón. Fue la emperatriz Suiko, el budismo llega a la cultura nipona. Se crea una moneda de cobre y Japón se convierte en un Imperio propiamente dicho tras su unificación alentada por las reformas Taika. Sin embargo, los agricultores japoneses llevaban desde el periodo Yayoi Temprano desarrollando y expansionando la tecnología de creación de arrozales irrigados desde el año 300 a. C. al 250 d. C. (Fernández 2019).
En aquella época a penas comenzaba a entenderse los beneficios de la fertilización asistida de los campos y su efecto positivo en la producción. Los productores de arroz generan una gran cantidad de hoja y tallos tras las cosechas que suponen un sobrante de materia orgánica. Esta materia no podía ser absorbida en su totalidad por la ganadería japonesa del siglo VI.
No fue hasta el periodo Heian (790 d.c) cuando Japón experimentó el gran desarrollo de los fermentos. El mayor exponente fue el Sake como producto estrella cuya popularidad llega hasta la actualidad. Sin embargo, otros importantes productos fermentados comenzaron a conquistar el paladar de la sociedad. Entre estos se encuentran el “natto” que es el fermento de frijol con arroz. El “tsukemono” que consiste en vegetales fermentados en nuka, o fibra de arroz. También se hizo muy popular el “hiokara” como manjar elaborado con vísceras de pescado. También el famoso “miso” que es una torta de soja fermentada muy utilizada en la cocina nipona. Japón había descubierto los beneficios para la salud de los alimentos fermentados.
Elaboración del primer Bocashi
En el siglo VIII, solo la realeza, el estamento samurái y ciertos monjes ostentaban el privilegio de consumir fermentados tal como el Sake. De esta manera, los fermentos comenzaron a adquirir popularidad. Fueron codiciados por los estratos más bajos de la sociedad entre los que se encontraban los agricultores de arroz. Fue entonces cuando los campesinos locales encontraron un provechoso destino para la materia orgánica de desecho. La hojarasca y tallos de la planta del arroz que quedaban como desecho tras la cosecha.
Así pues, los restos vegetales generados en los cultivos se introducían en huecos excavados en la tierra y se tapaban con madera. Luego de añadir agua y remover regularmente la materia orgánica con la canalización del calor del Sol y las levaduras del suelo comenzaba a fermentar. Esta reacción libera los nutrientes de las macromoléculas que componían los residuos vegetales. Además, el proceso fermentativo generaba ácidos orgánicos y enzimas, componentes que se han comprobado muy beneficiosos para el suelo.
Versión moderna del fermento japonés
No fue hasta 1999 cuando Restrepo define “Bocashi” como un abono orgánico fermentado elaborado a partir de estiércol y otros componentes orgánicos. Asimismo, los estudios del Dr. Teruo Higa University of Ryukyusde Okinawa ayudan al desarrollo de la versión moderna del Bocashi. Para su elaboración como enmienda de suelos agrícolas, se utilizan levaduras (Saccharomyces cerevisiae), melaza, salvado de cereal triturado, estiércol y agua (Penagos, & Rodríguez, 2009).
Bocashi da el salto a la acuicultura cuando, aparte de los ingredientes mencionados, se integra el alimento balanceado triturado de peces o camarones en la receta. En producción acuícola la elaboración del Bocashi ha estado relacionada con la tecnología de los microoganismos eficientes, EM por sus siglas en inglés (Effective Microorganism). El EM, (EM; International Nature Farming Research Center, PO Box 26, Atami 413-91, Japón) es un inoculante microbiano líquido que contiene hongos que incluyen levaduras y bacterias, incluidos actinomicetos, ácido láctico y bacterias fotosintéticas (Daly y Stewart 1999).
Elaboración de Bocashi para acuicultura
El bocashi elaborado para acuicultura es pues un fermento semi-sólido generado con salvado de cereal, melaza, alimento balanceado triturado, agua, levaduras y bacterias probióticas. Existen diversas recetas para su elaboración a continuación se describe una de las versiones más universales. Para elaborar 100 kg de Bocashi se mezcla 45 kg de salvado de arroz u otro cereal, 10 kg de melaza, 10 kg de alimento balanceado triturado, 35 L de agua, 20 g de levadura (Saccharomyces cerevisiae) y 10 g de bacterias probióticas (género Bacillus y bacterias acidolácticas).
Tras mezclar homogéneamente los ingredientes, la masa se mantiene en un recipiente tapado. Ahí ha de removerse diariamente durante 15 días. Si la temperatura en el lugar de fermentación es menor a 25ºC la fermentación llevará un poco más de tiempo. Tras la fermentación se aplica directo al agua. Se entrega “al boleo” en una proporción de 50 kg por hectárea dos veces por ciclo durante el periodo de maduración del estanque antes de la siembra.
Beneficios del Bocashi en acuicultura
El proceso fermentativo de la materia vegetal genera la hidrólisis parcial del almidón, la celulosa, las proteínas y lípidos. Esto es mediante la acción de varias enzimas entre las que están la alfa-galactosidasa A (GLA; EC 3.2.1.22) varias celulasas y proteasas entre otras. Como consecuencia del catabolismo de esas macromoléculas se liberan nutrientes llamados pre-bióticos. Asimismo, se generan ácidos orgánicos como el ácido láctico, valérico, butírico, propiónico o fórmico. Además, las bacterias probióticas beneficiosas se han multiplicado y se encuentran metabólicamente activas. De esta manera el bocashi maduro para acuicultura es un cocktail de enzimas, ácidos orgánicos, perbióticos y probióticos (bacterias beneficiosas) activos.
Estos se aportan al agua y al llegar al piso ejercen una importante acción benéfica. Entre estas acciones se ha observado el desarrollo de una importante población de zooplancton bentónico. El cual sirve de alimento para los organismos de cultivo. El bocashi ejerce una regulación sobre el pH del piso, volviendo menos tóxico el nitrógeno amoniacal total. La acción de bacterias probióticas tal como Bacillus subtilis degradará la materia orgánica del piso, mejorando su calidad. Los ácidos orgánicos generarán una importante acción contra agentes patógenos al disolverse en el agua del estanque. También enzimas como la celulasa generarán un importante control sobre eventos de crecimiento masivo de microalgas. Por último, el mismo bocashi puede servir como alimento predigerido para peces y camarones. Este fermento presenta un altísimo valor nutricional que a penas aún estamos empezando a descubrir.
¿Qué se está haciendo nuevo respecto de este fermento?
Los fermentos son técnicas simbióticas que fueron introducidas por la tecnología aquamimicry y que la tecnología BIOAQUAFLOC está desarrollando con una gran proyección y éxito en la acuicultura simbiótica. El fermento de arroz o de melaza con levadura son alguno de estos ejemplos. El grupo BIOAQUAFLOC, lleva desarrollando en los últimos años, distintas mezclas y versiones de fermentos semi-sólidos de bocashi. Este grupo de innovación en acuicultura simbiótica mantiene en la actualidad un grupo de más de 150 colaboradores. Ellos son los encargados de probar las nuevas versiones en la red de estanques de la que disponen en más de ocho países en todo Latinoamérica. Las técnicas simbióticas continúan aportando benéficos a la acuicultura moderna. En este caso, el bocashi se ha reinventado a sí mismo y esta vez la acuicultura es la garante de su desarrollo más tecnológico.
CITAS
Fernández, I. M. M. (2019). ¿cuándo comenzaron a cultivar el arroz los japoneses? domesticación, difusión e implantación en la esfera de interacción del mar amarillo. Antesteria: debates de Historia Antigua, (8), 5-22.
Daly, M. J., & Stewart, D. P. C. (1999). Influence of “effective microorganisms”(EM) on vegetable production and carbon mineralization–a preliminary investigation. Journal of Sustainable Agriculture, 14(2-3), 15-25
Restrepo, J. (1999). Abonos organicos fementados: experiencias de agricultores en centroamerica y Brasil (No. 32352 caja (452)). CEDECO,.
Penagos, C. O. P., & Rodríguez, J. M. H. (2009). Situación actual de la comercialización del abono orgánico bocashi en el Sugamuxi. Cuadernos de administración, 25(42), 141-154.